domingo, 30 de marzo de 2008

Él y yo.
por Pablo Grille (pablogri29@yahoo.com.ar)

Fotografía: Gabriel Viegas (garicol@yahoo.com.ar)

- Bueno, ¿qué es lo que tenés para ofrecerme? – dijo muy seriamente. – Espero que sea algo interesante, vos sabés donde te estás metiendo… - cuando terminó de decir estas palabras sus ojos se encendieron.
Por mi parte todavía no podía creer que él estuviera enfrente de mí; estaba un poco asustado y a la vez fascinado. Cuando por primera vez se me cruzó la idea de contactarlo, me pareció imposible, irreal; pero lo más raro es que él me encontró a mí, él se sentó en el barcito de enfrente de la plaza, donde todas las tardes me sentaba cinco o seis horas, haciendo tiempo para no ir a casa. No quería que se enteraran que hacía seis meses me había quedado sin trabajo. Mi vida se caía a pedazos y lo único que hacía era sentarme a tomar café todas las tardes, esperando no sé qué. Mi mujer se había ido esta misma mañana, tal vez con otro, no la culpo. Tampoco la culpo de haberse llevado a los chicos, para que se iban a quedar, si ya ni casa tenía. Vendí todo, ni los muebles me quedaban.
- ¿Y? te escucho… - repitió, enojado.
- Mire, no sé como empezar, la verdad es que usted me inhibe… ¿puedo tutearlo? – levanté la vista y por segunda vez en la tarde me animé a mirarlo a los ojos, él hizo un movimiento ascendente descendente con la cabeza y sonrió.
Lo miré confiado y le dije:
- Me gustaría cambiar, ser otro, tener otras oportunidades, sé que vos lo podes arreglar y sé que hay que pagar un precio… y yo estoy dispuesto.
De repente su rostro se transformó, fue un instante, como si toda la maldad de su ser se concentrara en su cara, y dijo:
- Mirá, me parece que vos no me entendés, ya te lo pregunté, ¿qué tenés para ofrecerme? ¿qué tiene una persona como vos que me pueda llegar a seducir o interesar a mí? Y no me digas que tu alma, por amor de dios.
El temor comenzó a apoderarse de mí, empecé a transpirar y temblar incontrolablemente. ¿Cómo que qué tenía para ofrecerle?, no lo entendía, se suponía que esto iba a ser sencillo, él solucionaría la vida de mierda que tengo y yo sería su lacayo toda la eternidad.
- No te entiendo, si estoy sentado hablando con vos es porque se supone que en realidad no tengo nada para ofrecer y sos mi única salida. – Contesté asustado.
Su cara se volvió a transformar, pero esta vez una sonrisa siniestra le cruzó su semblante, su risa se hizo obscena; dijo:
- Te confundiste, a ver si me explico: yo le soluciono la vida a gente ambiciosa, me interesa su maldad, su desprecio, ¿me entendés? – terminó de decir estas palabras, me miró entre con sorna y lastima, y mientras se iba, me dijo: - Él alma de un perdedor no la quiere nadie.
Cuando intentaba recobrarme de lo que me había dicho, se freno en la puerta, giró sobre sus talones y con cierta tristeza en la cara dijo:

- Para los perdedores como vos, sólo queda el cielo...


3 comentarios:

the FUNKY DOG Style! dijo...

Hola amigos y amigas! Segunda semana y segundo post de nuestro blog! Para esta semana Pablo Grille nos entrega una inquietante cuento acompañado de una perturbadora foto de Gabriel Viegas (brrrrr...!) Les recuerdo la dirección de nuestro blog lapiedrayelzapato.blogspot.com y nuestro correo lapiedrayelzapato@gmail.com. Los esperamos!
PD1: No se olviden de reenviar este mensaje a vuestros contactos!
PD2: Recordad que si queréis participar, podéis enviarnos un cuento, un poema, un ensayo, una imagen o lo que quieran!

Hernán D'Ambrosio dijo...

Muchachos, el blog está muy bueno. Cuenten conmigo para lo que quieran.
Nos vemos.

Drodro dijo...

Parece que se pone buena la cosa